Siempre ha ocurrido así. Mientras algunas personas perdían la libertad y la vida, tratando de cambiar el guión de este asqueroso mundo, otros hacían y hacen la vista gorda para no implicarse, sabiendo que luego, en el reparto de la tarta, ellos recibirían el trocito correspondiente.
Pero hasta hoy, la cosa había sido de manera más solapada, "a la chita callando", escurriendo el bulto para que nadie lo notase, pero hemos llegado a un estado de ignominia, a una situación de depravación moral, a una actitud de provocación continua, que ya no hacen por esconderse, todo lo contrario, exhiben sus impudicias frente a la masa activa, en un gesto despreciativo y contundente que va más allá de las intenciones puramente ideológicas: no es más que la actitud cognitiva de esos seres que Jonathan Swift "bautizó" en su hermoso libro, "Los viajes de Gulliver", como meros "Yahoo", y que en términos marxistas podríamos calificar de lumpenproletariado, claro, salvando las diferencias de época y de clase, porque en estos "Yahoo" actuales están entremezclado todo tipo de elemento social.
Algunos voceros de la derecha escupen " que no es posible, actualmente, una revolución, porque ya no quedan revolucionarios". Yo discrepo de ellos y mantengo que, como los santos y las meigas, haberlos háylos, lo que falta es esa masa que quiera realizarlo, todos nos hemos aburguesado, cada individuo lleva consigo un engendro de Botín en lo más profundo de su alma, hasta en el mayor paria, y así, como ustedes comprenderán, no hay revolución posible.
En esta corrompida Europa del consumo, la Revolución está descartada, a pesar de que lo estemos pasando canutas: la esperanza yanqui de podernos convertir, en un lejano futuro, en un "potentado", ha calado bien profundo en nuestro ánimo. Mientras tanto, cuando las cosas nos van mal, nos conformamos con llorar y arrastrarnos, algo que cada vez hacemos mejor. ¡Cada cual perfecciona a, su antojo, el trozo de cerebro que le ha tocado en suerte!
¡Así va el mundo, así vamos nosotros! Las imágenes del vídeo no pueden ser más desalentadoras: mientras unos tratan de cambiar el mundo, otros, en las mismas narices, ordeñan la vaca.
En esta corrompida Europa del consumo, la Revolución está descartada, a pesar de que lo estemos pasando canutas: la esperanza yanqui de podernos convertir, en un lejano futuro, en un "potentado", ha calado bien profundo en nuestro ánimo. Mientras tanto, cuando las cosas nos van mal, nos conformamos con llorar y arrastrarnos, algo que cada vez hacemos mejor. ¡Cada cual perfecciona a, su antojo, el trozo de cerebro que le ha tocado en suerte!
¡Así va el mundo, así vamos nosotros! Las imágenes del vídeo no pueden ser más desalentadoras: mientras unos tratan de cambiar el mundo, otros, en las mismas narices, ordeñan la vaca.
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