Las noticias de la finalización del estado de alarma hizo que quedase en segundo plano la muerte el pasado domingo, a los 94 años de edad, de José Manuel Caballero Bonald, un andaluz de pro, imagen y referencia de la otra Andalucía, la alejada del tópico, de la indolencia, de la vulgaridad. Se ha ido un gran hombre de letras (poeta, flamencólogo, novelista y ensayista), caracterizado por la cuidada utilización del lenguaje español que le ha reportado premios como el Adonáis, el Ateneo de Sevilla, el Nacional de las Letras Españolas, el Nacional de Poesía, el Cervantes, etc., y un sin fin más que no relaciono para no hacer más extensa esta entrada. Tanto conocimiento y tanta sabiduría no fueron suficiente –a juicio de esos elefantes que pululan por la rancia Real Academia Española- para hacerlo merecedor de un sillón en ella, a pesar de haber sido propuesto en dos ocasiones por sus colegas: lo que hace la envidia y que uno no se ajuste al estereotipo asignado.
Descanse en paz porque con 94 años ya se ha vivido –y visto- demasiadas cosas, su pacto con la milagrosa manzanilla de Sanlúcar consiguió hacerlo casi inmortal.
Me uno a tu merecidísimo homenaje a Cabellero Bonald, de las más destacadas y prestigiosas plumas que tendremos en nuestra historia, gran flamencólogo, exquisito en todos sus trabajos y víctima de evidias y mezquindades al no serle concedido un sillón en la RAE, especialmente por solicitud de sus colegas.
ResponderEliminarQ.E.P.D
Afortunadamente nos deja una extensa bibliografía y una formidable Fundación que cuidará de su legado. Saludos Mari Carmen.
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