Vergara, como siempre, genial; nadie mejor que él sabe retratar la actitud de la derecha nacionalista catalana: oportunista y antisolidaria.
Hay políticos que, con el tiempo, les pasa como al buen vino, mejoran. Algo parecido le está ocurriendo a Gaspar Llamazares, excoordinador y diputado de Izquierda Unida, con el que no coincidí -políticamente, se sobreentiende- en la política que desarrolló durante los primeros cuatro años de coordinación de la citada coalición: su acercamiento a los ecosocialistas de Iniciativa per Catalunya, la tolerancia mantenida con Ezker Batua, consintiéndole coquetear con el nacionalismo de derecha, y lo más grave, el romance trasnochado con el PSOE y Zapatero. Pero una vez iniciada la segunda legislatura en 2008, el trabajo de Gaspar -muy al contrario de algunos miembros de la corriente que él lidera- ha ido convirtiéndose en un trabajo serio, efectivo, responsable, y productivo, aunque no haya llegado a calar entre los grandes sectores de la población, pero no cabe duda que en estos casi cuatro últimos años ha sabido ahondar en los retruécanos abismales de la oscura vida parlamentaria, el pase de pecho del pasado viernes en el Congreso, cuando se votaban las enmiendas de CIU, fue una "faena" de todo un maestro del arte de la política. Más tarde, en Twitter, aclararía, con una frase cercana al epitafio, la actitud que tomó: "Me fui en espíritu y dejé mi cuerpo para vetar las transacciones". Nada mejor explicado en menos palabras.
Llamazares debe seguir teniendo un puesto de diputado por IU, máxime ahora que él lo desea. Es un político con el que podremos haber estado en desacuerdo en bastantes ocasiones -¡con quién no!-, pero lo que no se puede dejar de reconocer es que es un político -y un hombre- honrado, y eso, en estos tiempos que corren, ya es bastante. Sr. Llamazares, el viernes, mientras le veía sentado en la tribuna del Parlamento, solo, rodeado de las peores fieras neoliberales, mi respeto y admiración por su persona subieron bastantes enteros. Usted supo dar -con su veto- una gran lección de sabiduría parlamentaria, destapando así, el trapicheo antidemocrático con el que trafican en este país las fuerzas de la derecha, y cuando hablo de derecha, incluyo también a la más peligrosa de todas, el PSOE.
No hay comentarios:
Publicar un comentario