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viernes, 9 de septiembre de 2011

El patrimonio de diputados y senadores: Una cosa es predicar y otra, bien distinta, dar ejemplo


Después de la publicación -ayer jueves, en las páginas web del congreso y del senado- del patrimonio que han declarado poseer nuestros “desinteresados” políticos, a uno –no puedo evitarlo- le dan ganas de vomitar. ¿Es que este mundo se ha vuelto rematadamente majareta, o tal vez es que nos hemos hecho tan insensibles que ni siquiera la cruel evidencia de los acontecimiento nos afecta?

Uno suponía que la mayoría de nuestros parlamentarios y senadores, además de ser grandes “patriotas”, se beneficiaban de su escaño, pero lo que jamás hubiésemos podido imaginar era que se blindasen en el euro, que confiaran tan poco en la placidez y austeridad de “la vida venidera”, y se pusieran a acumular cuentas corrientes, acciones, depósitos, planes de pensiones, propiedades inmobiliarias, automóviles, barcos, obras de artes, etc., todos ellos, productos materiales que para nada le han de servir para cuando suban al cielo, porque claro, habrá que aclarar que estos buenos señores, después de darse la buena vida aquí abajo en la tierra, como es lógico, por su gran entrega y desprendimiento humano, tienen ganado un lugar en la gloria, por supuesto, a la derecha del Gran Hacedor. ¡Qué incongruente es el hombre! Tanto predicar contra los bienes materiales, unos, y el ladrillo, los otros, y mira por donde, los insobornables, los intachables, los incorregibles, los perfectos, no han podido sustraerse a la tentación de comprar algunas viviendas, locales comerciales, garajes, etc., después de darnos la bronca a los débiles mortales que caíamos en la tentación de adquirir un hogar, llenos de dudas, deudas y temores, porque en algún sitio teníamos que resguardarnos. Tanto satanizar al mercado, la banca, al capital, a los especuladores, y resulta que la mayoría son adictos a coleccionar títulos mobiliarios, quiero creer que lo hacen sólo por el afán altruista que los caracterizas, queriendo salvar de la ruina a esos pobres capitalistas que ven en peligro sus negocios.

Uno ya suponía que nuestros padres de la patria no tendrían problemas para llegar a final de mes -¡Que Dios no lo permita jamás!-, pero de ahí a lo que declaran, hay un gran abismo, y que conste que no me creo que eso sea todo lo que poseen, existen mecanismos que cualquiera conoce, sin estar asesorado, donde pueden colocar el capital sin que este aflore: paraísos fiscales, sociedades, etc.
Pero si todo lo anterior ya de por sí no es grave, la cosa se afea cuando aparece en la lista de los que más tienen destacados dirigentes socialistas, el más significado de todos, Alfredo Pérez Rubalcaba, candidato por el PSOE a las próximas elecciones del 20-N. La duda que se me plantea –siempre me ha intrigado- es la de si se puede ser de izquierdas y estar forrado en el euro. Y no es que yo pida, como hipócritamente exige la derecha más pecadora, que ser de izquierdas suponga vivir en una chabola, vestir con el mono de trabajo, calzar alpargatas y comer las sobras del amo, pero las cifras que exhiben estos dirigentes socialista, es, como poco, para sonrojarse, al menos a mi me sucedería.
¿Es que piensan meterlo en la caja cuando se hayan muerto?
Así se comprende que estos socialistas de pacotilla se entiendan tan bien con los empresarios, incluso comprendan sus problemas; que no suban los impuestos a los más ricos y en cambio acribillen a los más débiles aumentando el IVA; que no quieran modificar el IRPF, y si lo hacen, es para subir los tramos más bajos; ahora está claro por qué han dado tantos miles de millones a los bancos, por qué se han puesto de acuerdo con el partido hermano (PP), para reformar la constitución, y por qué, en fin, son tan coincidentes en sus acciones con el resto de fuerzas neoliberales que controlan el mundo.

A los hechos me remito; no me digas lo que eres, sino lo que haces. Hay un dicho que se suele utilizar en Andalucía, cuando uno es más falso que el oro alemán, que dice: “Mucho te quiero perrito, pero pan, poquito”. La sabiduría popular no puede ser más acertada.
No quiero marear con cifras, las más importantes ya las habrán oído, o leído, sólo pretendo, con mi escrito, denunciar la hipocresía que habita entre nuestros políticos: pedir más esfuerzos, más apretura del cinturón –y lo que es mucho más grave, tomar decisiones- a las capas menos beneficiadas de la población, desde la posición económica en la que ellos se encuentran, es una absoluta barbaridad, a no ser que se justifique por la defensa de sus declarados intereses económicos, de esa manera sí es entendible. Lo que no acabo de encajar es que siga habiendo personas trabajadoras, clase media, progresistas, intelectuales, que sigan votando a estos crápulas que no sienten reparos en destrozar unas siglas históricas. ¿Es que Rubalcaba es “socialista y obrero”? ¿Y Bono y compañía? Mi duda sin resolver es de por qué no están en el partido que les corresponde, en el PP, y no se dan estos matrimonios políticos tan contradictorios. Acabo con otra cita, esta algo más vieja: “La mujer del César no sólo ha de ser honrada, sino parecerlo”. La impotencia me ahoga, la indignación me traspasa, máxime cuando me han filtrado que para el próximo consejo de ministros, el próximo día 16, nuestro gobierno de ricos socialistas nos subirá un punto más el IVA. Lo bueno de tanto subir es que ya no tendremos necesidad de subir a la Giralda para quitarnos de esta gravosa vida. Algo salimos ganando con ello.


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