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viernes, 20 de noviembre de 2015

"Aguaó"




Año 1930, Plaza Nueva



Imágenes completamentamente desaparecidas de las calles de nuestra ciudad: la del "Aguaó", que por unas perrillas refrescaba la sed todos los días, pero en especial la de nuestra dilatada canícula, bien con en jarrillo, el vaso o el búcaro.  Yo apostaba por este último, ya que con "un poco de suerte" conseguías refrescate dos veces por el mismo precio.
Las dos primeras son de 1930 y están tomadas en la Plaza Nueva. Las dos imágenes recogen el mismo puesto, pero con distintos "aguaores", quiero creer que son parte de la familia que se iba turnando durante el día, en la primera, el nieto con la abuela, en la segunda, el padre del niño con el abuelo, sólo falta la madre y mujer que de seguro se habrá quedado en el "frente de combate".
La tercera de 1931, aunque no localizo el lugar donde está hecha.
La cuarta es de 1945 y de nuevo aparece la Plaza Nueva, frente al Ayuntamiento.
Y la quinta -y última-, está tomada en el Parque de María Luisa, aunque no tiene fecha.  
¡Entrañables escenas que más de uno llegamos a conocer!  



Año 1930, Plaza Nueva


Año 1931


Año 1945, Plaza Nueva frente al Ayuntamineto


Sin fechar, Parque de María Luisa












7 comentarios:

  1. Qué fotografías más bonitas Manuel . Es un placer poder ver como rescatas el pasado y lo vuelves presente en imágenes. Yo eso no lo he llegado a conocer ni ver , ni sabía que había existido. Gracias por compartirlo.

    Un Abrazo.

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    1. Aquí, hasta hace bien poco, era algo frecuente, Montblanc, además, existía por la ciudad, una extensa red de kioscos dedicados a estos refrescantes menesteres, algunos bellísimos, ya subiré imágenes de algunos de ellos.
      Que tengas un buen fin de semana.

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  2. El interés y curiosidad por nuestra historia sí me llegaron que en Sevilla había diversos puestos de "aguaó", escena tan cotidiana como precisa que era todo un buen servicio público. Yo era muy pequeñita y ya estaban en la recta final, recuerdo tan sólo el de la Plaza Nueva y a un "aguaó" en solitario que frecuentaba la Alameda. Con su cántaro que en la boca llevaba 2 cañitas y llevaba unas tallas y jarrillos. Es un oficio que desapareció hace muchos años y que tengo previsto elaborar para mi blog. Había otros muchos oficios ambulantes y cuyos pregones eran curiosos y hasta graciosos, era frecuente que el pregonero tuviera dotes de buen cantaor-poeta, imprimiendo carácter a las calles sevillanas...
    Creo recordar que sería a finales de los 50 y principios de los 60, por ahí andaba la cosa...
    Gracias por traernos del almacén de tu sevillanía estos recuerdos tan entrañables....
    Enga, un abracillo.

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    1. Estaba el "barquillero", el vendedor de "coquis", el de caña de azúcar, el vendedor de meloja, el lechero, el "camaronero", el panadero de Alcalá, etc., ¿y qué me dices del "afilaor", con aquél hermoso sonido que lanzaba con su chiflo?
      Es cierto lo que comentas, Mari Carmen, todos tenían buenas voces y grandes dotes de cantaor.
      Gracias por tus aportaciones, un abrazo.

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    2. ...Y el latero, el de las aceitunas, el bucaaaaaaaarooooo finooooooooo, el de los palmitos...
      Manuel, nuestro "almacén" jamás criarán telarañas, jeeeeeeeeee...Entrañables el niño o abuela pregonando las moñas de jazmines al atardecer en el verano. Después, si les quedaban algunas, se iban a las puertas de los cines de verano, no ni ná...

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    3. Es un buen ejercicio, Mari Carmen, así evitamos el alzheimer.
      Saludos.

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  3. Como decía mi abuela: ¡Lagarto, lagarto!

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