Parece mentira pero el tiempo no engaña. Han pasado casi 40 años desde que Carlos se paseara por Centros culturales, Peñas Recreativas (que es la única manera que el franquismo autorizaba un espacio cultural en los barrios obreros), actos políticos, etc, y la canción sigue estando tan vigente como entonces: nada o poco ha cambiado desde entonces.
A nivel de estado la cosa sigue parecida: una casta política se sienta en la carrera de San Jerónimo para aplaudir a sus respectivos caudillos, mientras el pueblo, a secas, pierde su trabajo y es expulsado de sus casas.
En Andalucía, otro tanto igual o peor: a los caciques de antaño se les han unido los señoritos del Partido Obrero, los cuales están gobernado "solidariamente" para llenarse sus bolsillos y, de paso, los de sus familiares y amiguetes... Como con Franco, pero pasado por la vaselina de las urnas.
Lo dicho, esta canción sigue estando vigente hoy día, con lo que Carlos se nos revela no sólo como un magnífico poeta/ cantante, sino -y esto es lo significativo-, como un extraordinario futurólogo.
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