Estan a punto de cumplirse dos semanas de las elecciones
andaluzas y ya volvemos a vivir (sería más correcto decir, sufrir) las
consecuencias de la decisión inapropiada de la reinona de Andalucía, Susana
Díaz: adelantar la cita electoral un año, debido al temor que produce en
las filas socialdemócratas la irrupción de Podemos, y que nos ha venido a
costar a los ciudadanos de esta comunidad la escalofriante cantidad de 11,8
millones de euros.
Las urnas han hablado. El resultado de las mismas han dejado
un difícil panorama político en la comunidad.
El PSOE medio ha salvado la casa, aunque ha perdido casi doscientos mil votos.
El PP recibe un fuerte correctivo, pierde la confianza de medio millón de andaluces.
IU evita el total naufragio -que ya es bastante-, donde le habían metido sus dirigentes. Bajan, pero no desaparecen, que es lo que esperaba más de uno.
Podemos y Ciudadanos irrumpen con fuerza en el mapa electoral andaluz, pero sin los resultados esperados, sobre todo, Podemos, que ya se veían ganadores de esta primera cita electoral.
El PSOE medio ha salvado la casa, aunque ha perdido casi doscientos mil votos.
El PP recibe un fuerte correctivo, pierde la confianza de medio millón de andaluces.
IU evita el total naufragio -que ya es bastante-, donde le habían metido sus dirigentes. Bajan, pero no desaparecen, que es lo que esperaba más de uno.
Podemos y Ciudadanos irrumpen con fuerza en el mapa electoral andaluz, pero sin los resultados esperados, sobre todo, Podemos, que ya se veían ganadores de esta primera cita electoral.
Después de esta precipitada consulta, las cosas no pueden haber quedado peor: ni Susana consigue su deseado “respaldo electoral por parte de los
andaluces para gobernar en solitario” (mentira con la que nos ha estado
bombardeando durante toda la campaña, y que ni ella misma se creía), ni Podemos
logra dar el soñado sorpasso que los catapultara a las próximas citas con las
urnas.
Si en esta tierra hubiera un mínimo de decencia política, de coherencia moral, a esta señora -y a su partido- habría que dejarlos que se estrellasen, ya que ella fue la artífice de adelantar unas elecciones inecesarias, sólo motivadas por la ambicion política de esta mujer a la que se le ha subido el poder a la cabeza. Ya que repitió cientos de veces durante la campaña que sólo pactaría con los andaluces -creyendo que el pueblo le concedería la mayoría para gobernar-, habría que dejarla solita, sólo con el respaldo de su partido. Si tan "espabilá" se cree, a ver cómo se las arregla para sacar adelante cuatro años de legislatura teniendo a una hipotética mayoría de la cámara en contra.
Si en esta tierra hubiera un mínimo de decencia política, de coherencia moral, a esta señora -y a su partido- habría que dejarlos que se estrellasen, ya que ella fue la artífice de adelantar unas elecciones inecesarias, sólo motivadas por la ambicion política de esta mujer a la que se le ha subido el poder a la cabeza. Ya que repitió cientos de veces durante la campaña que sólo pactaría con los andaluces -creyendo que el pueblo le concedería la mayoría para gobernar-, habría que dejarla solita, sólo con el respaldo de su partido. Si tan "espabilá" se cree, a ver cómo se las arregla para sacar adelante cuatro años de legislatura teniendo a una hipotética mayoría de la cámara en contra.
Pues bien, la alfombra ya está extendida, la mesa servida, y
los distintos partidos invitados al convite. Se acabó la campaña y cada grupo político
desmonta su tinglado teatral y vuelven a ser lo que siempre han sido. Ahora
toca pasar página y olvidar lo que se dijo hace dos días: son sabedores de que
el personal (los ciudadanos) son seres afectados por una amnesia crónica, lo
que les permite deshacer todo lo dicho y prometido hace tan sólo un par de
semanas. Todos los que juraban y prometían que no pactarían con el diablo (en
este caso concreto, el PSOE) ahora –ante el seductor olor de las moquetas-
“reconducen” sus propuestas y están dispuestos a dar su apoyo a esta
reencarnación de Felipe González que terminará hundiéndonos –aún más si cabe-
en el infierno abismal de la miseria social y económica.
Si no hemos tenido bastante con el incomprensible apoyo que
el PSOE sigue recibiendo en esta comunidad –y que a más de un andaluz nos llena de
vergüenza-, ahora tenemos que lidiar con una “nueva” serie de “políticos” que
se sienten seducidos con la posibilidad de tocar el poder, ignorando lo que la
experiencia enseña, y es que, quien juega con fuego corre el riesgo de achicharrarse, si no que se lo pregunten al Partido Andalucista y a Izquierda Unida.
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