Arroyo Ranillas: zona de ejecución del tan prometido bulevar
No sé qué ocurrirá en el resto del país pero aquí, en
Andalucía, las elecciones son para las ciudades como la buena lluvia para el campo.
Andamos metidos en ellas y bien que se notan, nada más salir
a la calle se ven los efectos que éstas
producen en el barrio: asfaltado de las calles; repintado de las señales horizontales de tráfico;
reparación del acerado que llevaban desde el pleistoceno medio en malas
condiciones; plantación de ochocientos almeces (unos hermosos árboles
que recuerdan mi niñez) en las avenidas principales; y –destacando sobre
todas ellas-, la ejecución tanto tiempo demorada y
prometida por los distintos ayuntamientos de la ciudad, del bulevar sobre el arroyo Ranillas.
Empleados de jardinería plantando los árboles
Las cosas funcionan de esta manera en este “bendito” país.
Mientras los ciudadanos tenemos que esperar con suma paciencia la llegada de
las elecciones u otros eventos internacionales (exposiciones, encuentros
deportivos, etc.) para que adecenten nuestras ciudades, los partidos políticos
financian su propaganda con el dinero de todos nosotros. No hay que desesperar,
al menos en esta ocasión no se lo apropian para engrosar sus cuentas bancarias
y redunda, de refilón, en benefico de nuestros olvidados barrios.
-“Deberíamos estar todos los años de elecciones”, le comenté
a uno de los trabajadores que plantaban los árboles, a lo cual me respondió:
-“Yo me conformaba con que fuesen todos los meses”.
El buen hombre tiene toda la razón, seguro que acabaríamos pronto con el maldito paro, porque llegando las elecciones, por arte de magia se abre inexplicablemente la bolsa de trabajo, y si no que se lo pregunten a la presidente de la Junta de Andalucía -brazo ejecutor en esta comunidad de la política de recortes de Mariano Rajoy-, que ahora trata de colocar a todo quisqui que tiene a mano, aunque hiciera dos días que los puso en la calle. Y es que las dichosas elecciones provocan estos benditos milagros. Bienvenidas sean aunque sólo sirvan para que mejoren las ciudades, a pesar de la buena tajada que sacan los políticos de las mismas.
¡Bendito año de elecciones nos espera!
-“Yo me conformaba con que fuesen todos los meses”.
El buen hombre tiene toda la razón, seguro que acabaríamos pronto con el maldito paro, porque llegando las elecciones, por arte de magia se abre inexplicablemente la bolsa de trabajo, y si no que se lo pregunten a la presidente de la Junta de Andalucía -brazo ejecutor en esta comunidad de la política de recortes de Mariano Rajoy-, que ahora trata de colocar a todo quisqui que tiene a mano, aunque hiciera dos días que los puso en la calle. Y es que las dichosas elecciones provocan estos benditos milagros. Bienvenidas sean aunque sólo sirvan para que mejoren las ciudades, a pesar de la buena tajada que sacan los políticos de las mismas.
¡Bendito año de elecciones nos espera!
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