Es el mejor nutriente para el pueblo.
Ningún dietista lo prescribe.
Ningún gobierno lo recomienda.
La iglesia ve en él al diablo.
Es transformador, radical, y puede llegar a ser, subversivo.
Todos los poderosos lo temen.
Tratan de no dejarlo al alcance de los desfavorecidos.
Su poder es infinito.
Tiene un alto riesgo de contagio.
Aquellos que no lo consumen llegan a padecer “anorexia cerebral”.
Se recomienda su uso , varias veces por semana.
No tiene caducidad.
No posee ninguna contraindicación.
Se puede utilizar a cualquier edad, preferible empezar el tratamiento desde la niñez.
Sus efectos son inmediatos y duraderos.
Sólo tiene una “pega”: crea adicción, y, en algunos casos se ha detectado, indicios de lucidez mental.
Se recomienda su consumo de una manera masiva e “irresponsable”.
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