La reciente publicación del patrimonio de nuestros padres de la patria ha dejado al descubierto las vergüenzas de algunos de ellos, los más destacados los del mundo anticasta de Unidas Podemos, en concreto los del gran dogmático Pablo Iglesias por la gran contradicción entre lo que decía hace pocos años y los hechos consumados del presente: como dijo aquél, “donde dije digo ahora digo Diego” y me quedo tan pancho.
Significativo también el patrimonio de la ministra de Igualdad Irene Montero, así como que el de Manuel Castells, ministro desaparecido de Universidades -del entorno de Podemos y gran ferviente defensor del reparto de riquezas entre todos-, que posee el gran “honor” de contar con el más elevado patrimonio de todos los componentes del Gobierno.
Y no es que yo esté en contra de las riquezas, allá cada cual con sus vísceras y contradicciones, pero he de admitir que para ser Comunista o Cristiano en los tiempos que nos ha tocado vivir es harto difícil y complicado, a no ser que vivas en la más absoluta paranoia del engaño: “la casta son los demás” -dirán autoconvencidos los que habitan en este marasmo-, “lo mío es otra cosa”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario