Está visto que gobierne quien gobierne -en esto nos parecemos bastante a EE.UU.- las actitudes son las mismas.
No es cuestión de colores, de "ideologías", ni de partidos, aquí fallamos las personas, tanto las que realizan el acto como las que lo consentimos. 2770 euros en una maquinita para correr a cargo del erario público -o sea, de mi dinero y el tuyo- porque el "pobre" ministro necesita estar en forma y no le llega el sueldo para comprarla con su dinero.
Arriesgar la ética por mantener la estética es un juego peligroso que se sabe dónde empieza, jamás dónde acaba, luego pasa lo que pasa. ¡¡Vergonzozo!!
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