Ya está acabada. Con sus 180 metros de altura, 39 plantas,
y un impresionante mirador desde donde podremos disfrutar de unas inmejorables
vistas de Sevilla.
Es una torre polémica, opino que en demasía. También lo fueron las torres que Aníbal González levantó en la Plaza de España, o el edificio de Rafael Moneo para la Previsión Española, en el Paseo de Colón , etc., y hoy son admitidos, queridos y forman, mayoritariamente, parte del patrimonio monumental de la ciudad. ¿Por qué no darle una oportunidad también a esta Torre y a las Setas?
El tiempo nos pone a todos en nuestro sitio: la peatonalización del centro de la ciudad fue atacado con energía –igual que estos dos edificios- por un gran sector de sevillanos y una vez puesto en uso ¿quién no pasea por esos nuevos espacios de esparcimiento? ¿Por qué somos tan reacios a todo lo nuevo? ¿Es lógico que en pleno siglo XXI queramos que se construya como en el XII? Durante la década de los 60-70 se derribaron en Sevilla palacios, casas señoriales, conventos, iglesias, teatros, reconocidos cafés, etc. para construir edificios que nos lastiman la vista, y muchos de los que hoy se quejan no levantaron la voz para oponerse... ¿Es que la arquitectura también forma parte de la política?
Es una torre polémica, opino que en demasía. También lo fueron las torres que Aníbal González levantó en la Plaza de España, o el edificio de Rafael Moneo para la Previsión Española, en el Paseo de Colón , etc., y hoy son admitidos, queridos y forman, mayoritariamente, parte del patrimonio monumental de la ciudad. ¿Por qué no darle una oportunidad también a esta Torre y a las Setas?
El tiempo nos pone a todos en nuestro sitio: la peatonalización del centro de la ciudad fue atacado con energía –igual que estos dos edificios- por un gran sector de sevillanos y una vez puesto en uso ¿quién no pasea por esos nuevos espacios de esparcimiento? ¿Por qué somos tan reacios a todo lo nuevo? ¿Es lógico que en pleno siglo XXI queramos que se construya como en el XII? Durante la década de los 60-70 se derribaron en Sevilla palacios, casas señoriales, conventos, iglesias, teatros, reconocidos cafés, etc. para construir edificios que nos lastiman la vista, y muchos de los que hoy se quejan no levantaron la voz para oponerse... ¿Es que la arquitectura también forma parte de la política?
Como anunciaba al principio, terminada está la torre de la controversia. El tiempo nos
dirá si mereció la pena y, mientras tanto, ¡A disfrutarla quien pueda!
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