Este fin de semana, la familia se ha visto incrementada por un inesperado miembro más: un pichón de paloma doméstica (Columba livia), que la fuerte tormenta de los últimos días había arrancado de su inestable nido y se hallaba en uno de los jardines de la barriada a merced de las inclemencias del tiempo y, lo que es peor, de los muchos gatos que polulan por la calle.
Después de varias vacilaciones, al final hemos decidido "adoptarla", pero sólo hasta que sea capaz de volar y buscarse las habichuelas por su propia cuenta, mientras tanto aquí nos vemos ejerciendo de "tiernos abuelos", y ella disfrutando de su nuevo hogar, así que todos nos damos por contentos.
Estará encantada, menuda suerte ha tenido.
ResponderEliminarSaludos.
Creo que sí, confiemos en que se desarrolle adecuadamente y pronto vuelva a su espacio.
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