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miércoles, 30 de diciembre de 2009

Dos reflexiones


Primera.
¿Por qué cuando muere un currante en su puesto de trabajo, es vergonzosamente ninguneado este accidente por los medios de comunicación y cuando le ocurre a un soldado o algún agente de la seguridad, estos mismos responsables de la información , como plañideras, nos saturan a todas horas y durante varios días con la biografía más amplia que, hasta el momento de la muerte, cualquier desconocido personaje haya tenido?
Ayer oí en las noticias que a cada rato ofrece Radio Andalucía Información (ahora los pijos del Psoe la llaman RAI, cada vez más en su temor que el nombre de Andalucía aparezca) la nueva muerte en el tajo de un trabajador de la provincia de Cádiz. Así, de paso, como el que no quiere la cosa: sin nombre, ni edad, ni estado civil, ni los huérfanos que dejaba, ni las aficiones que tenía, ni entrevistas a sus íntimos para que nos empalagaran con relatos de lo bueno que era, etc.
Estas cosas suelen afectarme en demasía (aunque a mi favor estaba el mal día que llevaba con tanta lluvia) y me propuse enderezar el entuerto hoy mismito intentando buscar noticias de este incógnito hombre y...¿Cuál es mi sorpresa? Nada. Nada de nada. Ni en la prensa de Cádiz (por supuesto, de la nacional no exijo nada, esta ya tiene bastante con Euskadi y Cataluña); las emisoras de radio de la comunidad, tampoco; en Internet cero.
Estas injusticias son las que me sacan de quicio, porque, pregunto, ¿Vale más la vida de un soldado o agente de policía para que se cometan estos agravios comparativos? Gente del pueblo son todos, pero no se les trata por igual. Y por último, una nueva interrogante: ¿Vendrá el Presidente del Gobierno a darle a la madre, o mujer, o amiga, o quien sea, la medalla al mérito, o estos actos con semejantes personajes son insustanciales y no quitan votos al rival político? Ahí queda en el aire y, aunque no haya conseguido que dejes de ser un trabajador-muerto anónimo, me he desahogado de esta fatiguita que me entra cada vez que tengo que tragarme un sapo. Descanses en paz, quien quiera que seas.

Segunda.
Ayer ejecutaron (asesinaron, llamemos a las cosas por su nombre) en China a un ciudadano británico. Este si tiene nombre, de lo cual me alegro. Se llamaba Akmal Shaikh condenado en 2008 por tráfico de heroína: 4 kg. nada más. Los mandamases chinos hicieron oídos sordos a todas las peticiones de clemencia que recibieron, actitud nada sorprendente de estos regímenes dictatoriales que pululan por el planeta y, por lo que se ve, tienden a hacerse eternos por los siglos de los siglos. Dejando a un lado, bueno sería tocarlo en otro momento, el daño que semejante ejecutado iba a producir a las personas, con su afán de ganar dinero fácil, con esos 4Kg. de heroína, mi pregunta es esta: ¿Emprenderá la comunidad internacional las mismas medidas enérgicas que suele tomar contra otras dictaduras menos relevantes? O el caso de China (como ya nos tienen acostumbrados estas democracias) es comida aparte.
Este es un asesinato; pero menos, porque lo dicen ellos, que sólo ven en las relaciones con otros países, el caudal de dólares que les puede reportar, y no la situación económica ni social que esté padeciendo la población. Cuando hablan de derechos humanos quieren decir: cuántas Coca Colas beben al día sus habitantes; qué números de hamburguesas; qué cantidad de motores venderán a sus fábricas, etc.
La ejecución de ayer fue un asesinato, que quede claro. Pero ¿Y las ejecuciones de EE.UU., cómo las calificamos? Es curioso el cinismo de Gran Bretaña y la Comunidad Europea: lo que peor veían de la ejecución y por lo que pedían que no se llevara a efecto, era el estado de deficiencia psíquica del convicto. Vuelvo a plantear una nueva pregunta: ¿Y los deficientes mentales (algunos menores de edad!!!") que se cepillan en USA? De estos asesinatos no se opina. Se mira para otro lugar y silbamos "cantando bajo la lluvia".
Las acciones que van a tomar las "democracias occidentales" sé bien cuales van a ser: las mismas que tomaron cuando la gran represión de la plaza de Tian´anmen en 1989. Arrieritos somos.

"Todos los hombres son mortales: pero para todos los hombres la muerte es un accidente, y aun si la conocen y la aceptan, es una violencia indebida". Simone de Beauvoir.

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